jueves, 1 de diciembre de 2011

A mi madre

Te fuiste de mi lado. 
En silencio fue tu partida.
Mi corazón se ha desangrado 
por tan súbita despedida.


Tu espíritu luchador a la vida 
se aferraba.
Mas Dios, desesperado,
a su lado te llamaba.


En ángel te has convertido
velando por nosotros estás.
Aguardando que se cumpla la cita
de reunirnos en la eternidad.


Sin embargo, me parece tan lejos...
Quisiera ahora poderte abrazar.
Te busco, te llamo. No te encuentro.
Dime... ¿ cómo me he de consolar?


Tu amor incalculable mis faltas por alto pasó.
Porque el querer de una madre, ese no tiene comparación.
Se que en el cielo habitas, al lado de Dios has de estar.
Aguardaré paciente el día en que nos volvamos a encontrar.
Entonces será para siempre.


Nada ni nadie nos podrá separar.
No temeré cuando llegue mi momento 
pues tu presencia me confortará.
Me esforzaré por ganar el cielo para no perderte
nunca más.


Mientas tanto, guía mis pasos.
Ilumina mi senda, enséñame el camino.
Que tu presencia me rodee siempre hasta 
que se cumpla mi destino.




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